He estado escuchando la música que escuchaba cuando niña, y me he estado preguntando unas preguntas difíciles. Me acuerdo pasando horas en mi cuarto escuchando canciones, leyendo mi Biblia y hablando con Dios. En ese entonces, era mi mejor Amigo. Me gustaba pasar tiempo con mis amigos, patinar y correr en el parque, pero nada se comparaba con pasar tiempo con Dios. Una canción en particular, "Este Es Tu Tiempo," por Michael. W. Smith, me impactaba mucho. Escuché la canción de nuevo, hoy, y terminé en el sofá llorando por la simplicidad (y la profundidad) del mensaje y preguntándome como el diario vivir robó ese mensaje de mi corazón en el camino.
Este domingo, a través del Skype, pasé tiempo con un querido amigo cuyos doctores le dicen que está muriendo de cáncer, y que, en las palabras de ellos, tiene "momentos para vivir." Le hice reír y lo escuché llorar, y mientras que orábamos juntos, sabíamos que, en su caso, la única forma de darle una oportunidad es si él suelta los secretos que guarda y los temores pesando su corazón y desgastando su cuerpo. Sabemos que cada conversación podría ser lo ultimo, pero sabemos que Dios sana, y que la única forma de ayudarle ganar esta batalla es traer todo a la luz. Pensé de nuevo en las palabras de la canción, "Nada en el mar. Toma de la profundidad. Abraza el misterio de todo lo que puedas ser. Este es tu tiempo. Esta es tu danza. Viva cada momento. Deja nada al alzar. Lánzate hacia los brazos de la misericordia de Dios, y te vas a escuchar orar, 'Dios, sálvame.'" "¿Que si mañana; que si hoy, enfrentando la pregunta, que contestaríamos?"
Mi amigo tiene una linda familia y una oportunidad en la vida, pero necesita saber cada día mas y mas cuanto Dios lo ama, y que puede soltar todo y abrazar la persona en quien Dios lo esta llamando convertirse. Su vida es una linda canción, y el dolor y las decisiones del pasado solo hacen de cada nota mas bonita. ¿Que pasa si anegarle a Dios no es tan sencillo como decir, "Yo no creo," sino brincar o tomar a lo ligero Sus promesas y olvidar en nuestras acciones transmitir, "Yo creo. Me ama. Me ha perdonado. Viviré cada decisión como creo en El." ¿Que pasa si anegarle significa lastimar a los que están alrededor; tomar plata que no es nuestra; acostarnos con personas no nuestros esposos; mentir; airearnos; lastimar con palabras o abusos; que pasa si vivimos creyendo que lo conocemos y lo negamos en cada acción?
Cuando apagué la computadora, mi teléfono sonó y hablé con otra amiga muy querida de millas de kilómetros de distancia....amargada y quebrantada por un esposo infiel quien no solamente quebró su corazón, sino las vidas de las personas a quienes esta llamado dirigir como misionero; padre; amigo; cristiano. La batalla en lo natural ha seguido por meses, y el enojo está alto en ambos lados, y cuando abrí mi boca para consolarla, queriendo nada mas subirme a un avión para volar donde ella, descubrí palabras tan extrañas saliendo de mi boca desde lo mas profundo de mi ser. Aun más extraño, me he descubierto repitiendo esas palabras toda la semana en varias situaciones con personas llenos de enojo y confusión y temor: ¿Que pasa si esta vida no importa tanto como la por venir? ¿Que pasa si la batalla no se trata de justicia, o sanidad física (aunque Dios si sana), o liberación de la violencia, y de la pobreza y de la crueldad alrededor (aunque Dios si liberta, y nos permite decidir, y muchas veces, nos enseña la salida)? ¿Que pasa si lo que más importa es lo que hacemos con esta pregunta? ¿Yo sí creo? ¿Creo que justo ahora, en este momento, no estoy solo, y que Alguien camina a la par, y me va a defender, y ayudarme, y enseñarme que hacer? ¿Y creo, dentro de mi, extrañamente, que sólo eso es suficiente? Como contestamos esa pregunta nos puede costar todo en esta vida (escoger soltar nuestros derechos en tiempos de adversidad; escoger poner nuestras vidas para los demás; escoger irnos lejos de nuestro hogar en búsqueda de quienes necesitan saber que pertenecen), pero si vemos las cosas desde la perspectiva de Dios....desde los ojos de Dios y de la eternidad...esa misma respuesta nos puede dar todo lo que necesitamos.
Yo sé que creo en Dios, pero me encuentro extrañándolo, hoy. Mientras que oro por las personas y busco ayudar, ¿me fió demasiado en mis propias fuerzas y se me olvida que mi mejor Amigo está sentado a la par??? ¿Doy consejos de mi mente y no de mi corazón...ese lugar tan dentro de mi que dice, "El es real. El puede hacer una diferencia"?? "Yo creo, y por esa creencia, vale la pena vivir y morir." Quiero volver a vivir así...no en temor de que lo voy a negar; no en la simplicidad de nunca soltar mi fe, sino en la profundidad de vivir por esa fe cada día. Hay un quebrantamiento y una sanidad en soltar; en vivir cada momento en la luz de Su amor sin temor al rechazo, o dolor, o el perder lo que más amo. Si lo que más amo es EL, ¿que puedo perder?? El va a estar allí en cada paso; en cada circunstancia; dándome paz, y fe, y amor. NADA es más grande que Su Nombre. Así es que, si solo en este blog, como una declaración hacia el cielo, quiero escribir de nuevo como hice cuando era pequeña. "Yo SI creo." Y de alguna manera, esa declaración es todo, y nada, y pequeña, y justo lo suficiente para mi. "Yo SI creo." Amen.
Encontrando al Rey
viernes, 31 de marzo de 2017
miércoles, 25 de enero de 2017
Todo Lo Bueno
Philippians 4:8 | |
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viernes, 8 de abril de 2016
"Dame un beso antes de que me vaya." Esa fue la forma de mi amiga para decir, "Nos vemos," a su esposo por 30 años, y el domingo pasado, mientras que oramos por ella, y ella nos pidió dejarla ir y estar con Jesús, esas eran unas de las últimas palabras que ella le dijo a su esposo. No un fin permanente. No un derrote lleno de dolor. Un reconocimiento lleno de gozo al ver que sus "vacaciones" se estaban terminando, e iba para la Casa, y que para los que quedamos, "de vacaciones," acá...disfrutando de la vida; luchando duro; trabajando arduamente; haciendo lo que Dios pone delante de nosotros para hacer hasta que llegamos "a casa," de nuevo, le dimos a Doña Flora todo nuestro amor y estuvimos allí cuando ella se fue victoriosa para la Casa con su Señor.
Mi amiga, Doña Flora, fue una de las mujeres más valientes que he tenido el privilegio de conocer. Llena de amor; compasión; risas; gozo; a pesar de su dolor, siempre encontró la forma de animar a los que nos encontrabamos a su alrededor. Sus palabras llenaban mi corazón, y su vida dejó un legado para los que la conocíamos. Mientras que me preparo, hoy, para llenar el contrato de mi oficina de consejería, y oro para que Dios provea el alquiler de cada mes de $400, me acuerdo de su valentía y su ejemplo, y como ella me animaba en mis planes y me recordaba diariamente de la necesidad de construir un lugar donde los quebrantados de corazón pueden ir, y descansar, y pasar tiempo absorbiendo la Presencia y la Fuerza de Dios para volver después fortalecidos hacia la batalla. En recuerdo de ella, y muchos otros cuyos rostros llenan mi corazón, sigo adelante con mis planes a pesar de mi temor. Sé que Dios suplirá la necesidad de cada mes, y que habrá en fin por estos rumbos un lugar donde la gente puede ir, y escuchar de Dios, y soltar el dolor que viene de varias circunstancias. Su familia... Cristian, Andrea, Rusbel, Don Rigo, y todos sus hijos y nietos, son un testimonio para mi de lo que significa amar a Dios y seguir adelante con los sueños que Él ha puesto en nuestros corazones, y la importancia de llorar con los que lloran y gozar con los que encuentran alegría. Esta oficina y centro de ministración, una bendición de Dios, se cumple en larga parte por el ejemplo que encuentro en ellos, y será en memoria de Doña Flora quien bendijo mi vida y me llenó de risa, de fé y de gozo que las palabras no podrían describir. Gracias doy a ella, y a su familia, por ser una fuente viva de ánimo para mi y poder ver en ustedes que Dios nos responde cuando clamamos a Él, y que Él me responderá. Que Dios los bendiga mucho a todos ellos. Gracias por su valentía y por su legado; Doña Flora, no es un, "A dios." Más bien, a Dios fuiste, y nos vemos en casa después de las "vacaciones." Te amo siempre.
Mi amiga, Doña Flora, fue una de las mujeres más valientes que he tenido el privilegio de conocer. Llena de amor; compasión; risas; gozo; a pesar de su dolor, siempre encontró la forma de animar a los que nos encontrabamos a su alrededor. Sus palabras llenaban mi corazón, y su vida dejó un legado para los que la conocíamos. Mientras que me preparo, hoy, para llenar el contrato de mi oficina de consejería, y oro para que Dios provea el alquiler de cada mes de $400, me acuerdo de su valentía y su ejemplo, y como ella me animaba en mis planes y me recordaba diariamente de la necesidad de construir un lugar donde los quebrantados de corazón pueden ir, y descansar, y pasar tiempo absorbiendo la Presencia y la Fuerza de Dios para volver después fortalecidos hacia la batalla. En recuerdo de ella, y muchos otros cuyos rostros llenan mi corazón, sigo adelante con mis planes a pesar de mi temor. Sé que Dios suplirá la necesidad de cada mes, y que habrá en fin por estos rumbos un lugar donde la gente puede ir, y escuchar de Dios, y soltar el dolor que viene de varias circunstancias. Su familia... Cristian, Andrea, Rusbel, Don Rigo, y todos sus hijos y nietos, son un testimonio para mi de lo que significa amar a Dios y seguir adelante con los sueños que Él ha puesto en nuestros corazones, y la importancia de llorar con los que lloran y gozar con los que encuentran alegría. Esta oficina y centro de ministración, una bendición de Dios, se cumple en larga parte por el ejemplo que encuentro en ellos, y será en memoria de Doña Flora quien bendijo mi vida y me llenó de risa, de fé y de gozo que las palabras no podrían describir. Gracias doy a ella, y a su familia, por ser una fuente viva de ánimo para mi y poder ver en ustedes que Dios nos responde cuando clamamos a Él, y que Él me responderá. Que Dios los bendiga mucho a todos ellos. Gracias por su valentía y por su legado; Doña Flora, no es un, "A dios." Más bien, a Dios fuiste, y nos vemos en casa después de las "vacaciones." Te amo siempre.
- ¡Bendita certeza! ¡Jesús mío es!
Que gran vistazo de Su gloria eterna.
Heredor de salvación; comprado por Dios;
Nacido de Su Espíritu; lavado en Su sangre.- Coro:
Es mi historia; es mi canción.
Todo el día, alabo a Dios.
Es mi historia; es mi canción.
Todo el día, alabo a Dios.
- Coro:
- Perfecta sumisión, perfecto deleite,
Visiones de gozo ya puedo ver;
Los angeles, bajan; traen acá
Ecoes de misericordia; susurros de amor. - Perfecta sumisión, puedo descansar,
En mi Salvador, bendecida me ha hecho andar.
Espero y velo, y miro arriba
Lleno de Su bondad; perdido en Su amor.
viernes, 12 de septiembre de 2014
Sea Magnificado
Me levanté, hoy, cantando la canción, “Cuando
enfrentas a una lucha que despedaza todos tus sueños, y tu esperanza ha sido
aplastada por la maquinación del enemigo, y sientes la tendencia de someterte
al temor, no dejes que tu fe desaparece en el dolor. Gloria a Dios. Puede trabajar en los que lo alaben; gloria a
Dios. En nuestra alabanza habita
El. Gloria a Dios. Las cadenas que te amarran solo sirven para
recordarte que se caen detrás de ti cuando lo alabe a El. Satanás
es un mentiroso y nos quiere hacer creer que somos mendigos cuando sabe bien
que somos hijos del gran Rey, así es que levanta tu escudo, porque la batalla
hay que ganar. Sabemos que Jesús resucitó;
el trabajo hecho está. Gloria a
Dios. El trabaja en los que lo alaben. Gloria a Dios.
Nuestra alabanza habita El. Gloria a Dios, porque las cadenas que te
amarren solo sirven para recordarte que se caen detrás de ti cuando lo alabe a
El…Gloria a Dios."
Entre mas vivo, mas veo que los monstruos que temíamos
en nuestros “closets” y debajo de nuestras camas son reales y están alrededor.
Son mucho más aterradores de los que pudiéramos haber inventado como niños; están
mas cerca y la parte más aterrador es que viven en medio de nosotros. Y porque muchas veces hasta están DENTRO de
nosotros si no ejercemos cuidado—los celos; el egoísmo; la terquedad; la
inseguridad; la ira—llega a ser más y más difícil discernir, en veces, lo bueno
de lo malo y lo precioso de lo vil entre más viejos y más “cómodos” en nuestras
formas de ser nos ponemos con la vejez.
Pero así como son reales los monstruos, también, los héroes: ellos, también,
viven entre nosotros, y dentro de nosotros, y los conocemos todos los días: la
bondad; la compasión; la misericordia; el perdón; el poner nuestras vidas por
los demás sin obligarles hacer lo mismo ni esperar nada a cambio. Cada día decidimos: vencer a los monstruos o
llegar a ser como ellos...como individuos; parejas; familias; iglesias;
naciones, y líderes, y cabezas de estado.
Como niños, sabíamos que nada nos podría pasar una vez que los monstruos
eran “espantados” del closet, y el área debajo de la cama debidamente inspeccionado;
la oscuridad se mantenía alejada, y nos dormíamos en la seguridad de saber que
la gente en autoridad sobre nosotros nos mantendrían “a salvos” (por lo menos,
en un mundo ideal; se que por muchos, la realidad era otra por las mismas
razones explicadas, acá). Crecemos, y
nos olvidamos que lo malo es “malo”, y lo bueno es “bueno”; permitimos al temor
crecer y cimentarse en nuestros corazones con cada circunstancia; se nos olvida
lo que una vez anhelábamos y creíamos cuando éramos pequeños.
¿Te puedes acordar de tiempos en tu niñez cuando
cantabas en la oscuridad a toda voz? ¿Te puedes ver agarrado
de la mano de alguien a quien amabas, y sentir con esa mano la sensación de
estar “a salvo” volver? ¿O si nunca
experimentaste eso, puedes acordar el anhelo de tenerlo, y imaginarlo leyendo
estas palabras, acá? Hay tantas cosas
ocurriendo en nuestro mundo. Viene a mi
mente constantemente con la gente que aconsejo y las situaciones donde trato de
intervenir en lo que me sea posible. De
Tailandia hasta Tahití, hay peligros, y dolores, y violencia, y opresión—si no
en una escala nacional, detrás de las puertas cerradas en casas
individuales. Hay niños abandonados;
gente pobre esperando respuestas; gente enferma esperando sanidad;
quebrantamiento de corazón; soledad; desesperación tan oscura que sobrepasa la
oscuridad que enfrentábamos debajo de nuestras camas infantiles: llega a ser
tan “real” en nuestros mundos adultos.
martes, 9 de septiembre de 2014
Valentía Continuado
“He aprendido que la valentía no es
la ausencia del temor, sino el triunfo sobre ello.” ― Nelson Mandela
2 Corintios 10:4-5 dice, “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales
(terrenales; débiles; dependientes de mi estado de emociones o mis deseos),
sino FUERTES en Dios para derribar fortalezas (los lugares donde mi mente se ha
“estancado”; lugares en mis pensamientos donde la oscuridad, y el terror, y la opresión
se esconden) y los argumentos (esas mentiras que parecen ser tan reales y
luchan para que me quede en esos lugares que conozco en vez de esos lugares que
traen vida y verdad) y toda altivez y orgullo (terquedad; religiosidad) que se
exalta contra el conocimiento de (la intimidad; confianza fe en) Cristo.”
Leí un dicho asombrador, ayer. August Wildon una vez dijo: “Enfrente los
lugares oscuros de ti mismo, y luche para echarlos fuera con iluminación y perdón. Tu disponibilidad de luchar contra los
demonios que te acechan hará cantar a los ángeles que te rodean.” En todos
estos versos y dichos, el mensaje es igual.
Hay una lucha que tenemos que pasar si la verdad vencerá a todas las
mentiras que nosotros mismos nos decimos. De la infancia hasta los 6 años, todo
lo que creemos acerca del mundo llega a solidificarse en nuestras mentes, y
llega a ser real a nuestros corazones.
Todo lo que vemos, después, en la vida pasa por este filtro de “conocimiento.” Por ejemplo, así como aprendemos lo que es “aceptable”
en situaciones sociales (“Parase recto”; “Rejunte sus cosas”; “No avergüence a
la familia”), aprendemos lo que es aceptable pensar y sentir (“Los niños no
lloran”; “No sea ridículo”; “¿Como
puede pensar eso?”).
Lentamente, ponemos a un lado cosas como la libertad y
la fe, y aprendemos, mas bien, ser cuidadosos y exitosos; aprendemos a sonar “sabios”
en nuestro hablar. Hay algo que decir
acerca de no hablar en forma iracunda: por poner a un lado al comportamiento y
a las palabras que pueden lastimar a los
demás (la burla; los chismes; los rumores; el odio; la ira). Pero, mientras que crezcamos en la verdad y
el amor, estas cosas naturalmente las alejamos de nosotros: no podemos caminar
en libertad y amor—dejando a la Presencia de Dios llenarnos—y no encontrar la
tendencia de caminar con otros en el mismo amor y libertad.
Así es que, no estoy hablando, acá,
de darnos permiso para ser egoístas, o superficiales, o jactosos o groseros,
pero mas bien, de enfrentar a los temores que cultivan esos mismos actitudes en
nuestros corazones. ¿Cuántas
personas alrededor del mundo escuchan una y otra vez en sus mentes, “No eres
nadie. Solo haces todo mal. Nunca encajarás. Eres tan diferente de todos los demás. Hay algo malo contigo”? Somos más duros con nosotros mismos que lo
son los demás, y no nos damos cuenta de que la misma voz que permitimos
hablarnos todo el día, aunque se siente tan familiar como la nuestra, viene de
otro lugar: algo escondiéndose en las fortalezas en nuestras mentes; algo que
ha llegado a ser parte de nosotros, pero que, como parásito, tiene que ser
vencido y echado fuera. Esos argumentos—esos
temores—esas “fortalezas” donde estamos tan seguros de lo que vemos y “conocemos”
son las mismas cosas que nos detienen en ser quienes siempre queríamos ser. Doctores; abogados; maestros; conserjes;
graduados; no graduados; valientes; tímidos: ¿cuán
diferente enfrentaríamos a los sueños dentro de nosotros si ya no sintiéramos a
los demás mirándonos? Si ya no existiera un temor de fracasar ni de ser “juzgados”…si
pudiéramos aceptar al criticismo y dejar que fortalezca nuestros talentos sin
causarnos duda acerca de lo que nacimos para ser…¿cuán diferentemente viviéramos
nuestras vidas?
Entonces, ¿cómo llegamos a ese
lugar? ¡Luchamos! “No pase calladamente a esa noche del fin,
sino luche; luche contra el vencimiento de la luz.” Con todo lo que hay dentro de nosotros,
tenemos que aprender quien es Dios, y lo que El piensa acerca de nosotros, y
empezamos poco a poco hablarnos estas cosas durante del día. En resistirle al enemigo (quien no es ni de
carne ni de sangre), crecemos, y viene un tiempo en que ya no estamos
simplemente resistiendo, sino manteniendo; después, no solo manteniendo, sino
tomando terreno; después, no solo tomando terreno, sino volando por encima de
las circunstancias seguros en la esperanza de nuestro llamado, creyendo que
Dios está con nosotros, y que, aún en las fallas, nos hará vencer. Tenemos que sembrar para poder cosechar…sembrar
pensamientos de paz, y confianza, y vida, y gozo, y vendrá un tiempo en que—como
cuando éramos pequeños creciendo en nuestras creencias basadas en lo que los demás
nos decían—empezaremos creer en nuestros corazones esas “nuevas” verdades que
estamos diciendo. “Todo lo puedo en
Cristo quien me fortalece.” “Soy amado y
favorecido.” “El Creador del Universo
conoce mi nombre, y camina conmigo.” “Aún
si mi propio padre y madre me dejaran, con todo esto, El Señor no me dejara.” “El me está cambiando diariamente en Su
imagen; le doy permiso de cambiarme, y trabajo con lo que El pide que haga…no
tengo que ‘ayudarle’ con decirle a El que hay que cambiar en mi.” “El amor
perfecto echa fuere el temor.” Su amor
es perfecto; siempre será suficiente.
Este es un llamado a “guerrear”; a “luchar”;
a “resistir” a las mentiras y conscientemente hablar la verdad: El nos ama. Todo el temor tiene que huir. Toda la duda tiene que ir. Dios nunca nos dejará. Nunca nos abandonará. Y eso es todo lo que tenemos que saber. lunes, 8 de septiembre de 2014
"En Tu Presencia,
soy fuerte, Señor, Dios mío. En Tu Presencia, allí pertenezco: buscando Tu Rostro; tocando Tu gracia; en el hueco de la Roca ... en Tu Presencia, oh Dios. Yo quiero ir donde
los ríos ya no me ahoguen ; mis píes firmes sobre la Roca. Yo quiero ir donde el fuego rugiente no me queme; en Tu
Presencia, oh Dios. Me quiero ocultar donde la
inundación del Mal no me alcance; cubierto por Tu sangre. Quiero estar donde las estratégias de la oscuridad no me puedan tocar: en Tu
presencia, oh Dios. Eres mi firme Fundación. Confió en Ti todo el día. Yo soy
Tu hijo y Tu siervo, y Tú eres mi fortaleza y mi canción. Eres mi canción. En tu presencia, oh Dios. En tu presencia. En
su presencia, Oh Dios”.
Isaías 8:12 dice,
"No llame ‘complot’ a todo lo que esta gente llame ‘complot.’ No temen lo
que ellos teman." (NIV) Jueces 6:10 (NVI)
dice: "No temáis a los dioses de los amorreos de la tierra en que les haré habitar."
He conocido, y
sentido, y sabido desde pequeña que el temer es una forma de alabar. Cuando temo
a algo, estoy diciendo que nada está más grande que esta cosa y nada tiene habilidad para
detenerla. Entonces, le rindo culto en magnificarlo (a esta cosa, lo que sea) en
mi vida. Por eso amo esta canción: "Quiero estar donde las estrategias de la oscuridad no me puedan tocar: en Tu Presencia, oh Dios." Hay un lugar en el
Señor donde entrego todo lo que soy o espero ser, y nada puede destruir mi
confianza en El. Ayer vi una película donde el actor principal dice: "No
se equivoquen: el peligro es real; el miedo no lo es..."
El miedo—temiendo lo
que vendrá; la creación de escenarios en mi cabeza que temo que pasarán—me paralizan
y tienen en si un afecto mayor que la misma cosa de la cual tengo miedo.
"¿Cómo hago entonces, para quitarme el temor?" es nuestro gemido. ¿Cómo detener la cinta de imágenes que está en "repetir" en mi cabeza? Si el temor actúa como fe (hablando lo que vendrá, y muchas veces, llevándolo a cabo simplemente con mis acciones ante tal temor), entonces, para detenerlo, tengo que tener fe en algo aún MAS grande, y que ESO sea la "grabación" que se repita una y otra vez en mi cabeza.
"El amor perfecto echa fuera el temor." Allí mismo esta la respuesta. Tengo que llegar a ser tan enamorada con El--tan segura en Su Presencia, que confío que no hay nada que vendrá sobre lo cual El no tiene poder. No hay ninguna circunstáncia que pueda alterar el amor de Dios ni Su cuidado para mi. El ya ha pensado en todo, y ha tomado en cuenta cada factor--y El esta caminando a la par mía. ¿De que, entonces, temeré? Hambre; desnudez; peligro; perdida; enfermedad; persecucción; aun la muerte: El las ha considerado todas y las ha vencido. Aún en la muerte, El ha provisto la última víctoria; no hay nada que pueda ganar mientras que, dentro de mi, no permito que mi alabanza cese de la grandeza de El; no me permito enfocar en otros "dioses". Son incapaces de salvarme y mucho menos incapaces de destruirme; el Creador del Universo me llama por mi nombre, y me ama, y ha proveído un camino para mi en cada paso. No importa lo que pasa alrededor mio: en el amor de El, aun en mi muerte, en El, he ganado.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Salmo 22:30 Las generaciones futuras le servirán, y hablarán del Señor a la generación venidera.
Toma mi mano, hijo;
con amor te enseñaré.
Aunque parezca lejos,
un día llegará
En que tendrás que
seguir sin la voz de tu mamá.
Porque el tiempo es
corto; porque un día, me voy,
Hay tanto que quiero
decir. Mi corazón, te doy.
Aléjate del mal;
trabaja con la unidad;
Siembra siempre el
amor; la paz; camina con bondad.
No te afanes—las riquezas
todas perecerán
Y el dolor no dura;
las tristezas perecerán.
Aférrate a Dios: El
nunca te defraudará
Y, en Sus brazos, mi
amor aun así tendrás.
Te amo, mi tesoro; ten
ánimo y paz.
Sea fuerte—valiente—seca,
ya, tus lágrimas.
Y en la mañanita—mas allá
que lo que ves, hoy—
Allí te esperare; ten
fe—al Salvador, me voy.”
Ama, te
amo. Todavía, escucho su voz en las mañanas
diciéndome, “Ay, mi muñeca valiente; ¡cómo se parece a mi usted!” Sería un honor tener la mitad del amor que
tenías latiendo en tu corazón para los demás; tu gozo en las cosas mas
sencillas; tu fe de que Dios está en Su trono y todo va a estar bien. Gracias por tus enseñanzas; por dejarme un
ejemplo de valentía, y una mama y 7 tías que buscan de Dios y cuidarnos a todos
nosotros; quienes nos acuerdan buscarle a El como tú les ensenaste cuando eran pequeñas. Te amo.
Feliz día de la madre.
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